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Botella al Mar

Una bitácora en español sobre diversos temas de actualidad y cultura. Una botella lanzada a la inmensidad de la Red.

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Lugar: Spain

sábado, octubre 29, 2005

Conspiranoia

Llevo varias semanas dándole vuelta al tema de las teorías conspirativas. No sólo porque se han puesto súbitamente de moda por causa del 11-M y su impresentable tratamiento por parte de algunos medios de prensa, algún partido político y cierta persona que hasta hace no mucho ponderaba flamígera desde la tribuna del Congreso, sino porque el fenómeno es interesante en sí, una expresión más de la deplorable tendencia humana a la comunión con ruedas de molino.

De hecho, me sorprende y me mosquea un poco que las organizaciones escépticas españolas le den más importancia a las caras de Bélmez que a ese monumento a la credulidad en el que se ha convertido la teoría conspirativa sobre el 11-M. En privado algún comentarista escéptico me ha dicho que la razón de esto es que no quieren meterse en camisas de once varas políticas, dado el nivel de crispación existente. A mi juicio, hacen mal. Creo que los escépticos tenemos la obligación moral de salir al paso de la charlatanería en todas sus formas. Sin embargo, no les culpo. El ambiente está demasiado enrarecido, y el que sale al paso de los sectarios proponentes de esta teoría tiene que estar preparado para recibir todo tipo de improperios. Lo digo por experiencia: llevo desde que se publicó el pistoletazo inicial de la teoría conspirativa, el famoso artículo de Fernando Múgica en El Mundo, Los Agujeros Negros del 11-M, debatiendo con dichos sectarios.

En este pequeño ensayo intentaré demostrar que en el fondo todas las teorías conspirativas son similares: presentan siempre la misma estructura, obedecen siempre a pulsiones psicológicas similares, emplean los mismos errores metodológicas y las mismas falacias.

Toda teoría conspirativa comienza con un principio básico: el crédulo, al que llamaremos conspiranoico, se convence previamente de una verdad dogmática, que invariablemente coincide con deseos, temores y prejuicios propios, que suelen ser profundos e intensos. Es decir, el conspiranoico confunde la realidad con sus deseos. Formulemos entonces el Primer Principio de la Conspiranoia:


1.Convencimiento previo de una verdad dogmática


Cómo llega a este convencimiento previo sería materia de una interesante tesis sobre psicología, aunque por supuesto cada teoría conspirativa tendrá motivaciones distintas. Carl Sagan, por ejemplo, apuntaba sagazmente --si se me permite el calambur-- que los extraterrestres habían venido a sustituir en la imaginación popular a los íncubos en los que ya nadie, en el siglo XX, podía creer racionalmente: ambos expresarían los mismos miedos arquetípicos, la misma capacidad fabuladora, cubriendo la misma necesidad psicológica.

Alguno objetará, con razón, que con el Primer Principio me estoy olvidando de otro tipo de conspiranoico: no el crédulo sino el cínico, el que miente a sabiendas, el que pergeña toda una teoría delirante sabiendo perfectamente que es falsa. Concedamos que existe este individuo, pero reconozcamos también que es poco interesante y menos frecuente de lo que parecería: muchos charlatanes están convencidos en algún grado de que sus supercherías son verdaderas. Y además, es mucho más apasionante el estudio del autoengaño que el de la mentira.

El hecho es que, una vez convencido, el conspiranoico utiliza todos los recursos posibles para autoconvencerse aún más de que tiene razón. Cierra las puertas al espíritu crítico, hace oídos sordos a las evidencias contrarias, por abrumadoras que sean, cancela el sentido común y se dedica a frecuentar sólo las fuentes "confiables", que son por supuesto las que apoyan la teoría conspirativa. En particular, su valoración de los indicios será altamente selectiva, dando una importancia extraordinaria, sobrevaluada, a aquéllos que parecen apoyar su teoría, por más tenues que éstos sean (y necesariamente son tenues, ya que si no lo fuesen la teoría conspirativa dejaría de serlo y se convertiría en una teoría seria y respetable), al tiempo que se devalúan o de plano se ignoran los que impugnan o refutan la teoría. Enunciemos el Segundo Principio de la Conspiranoia:


2. Valoración diferencial de indicios según su adecuación a la idea preconcebida


No puedo enfatizar suficientemente este punto. La valoración diferencial de indicios es el núcleo de toda teoría conspirativa que se respete. Por ejemplo, digamos que estamos empeñados en demostrar que la bomba no detonada del 11-M, la famosa "mochila de Vallecas", es en realidad un señuelo. Es importante entonces buscar cualquier nimia diferencia entre dicha mochila y lo que se sabe sobre las bombas que sí estallaron, y darle la máxima importancia a dicha diferencia, mientras que se silencian las similitudes y las opiniones de los expertos que reiteradamente han dicho que están convencidos de que las bombas eran iguales. Esto se hace además invariablemente con un lenguaje emotivo, cargado de parcialidad. Pero ya llegaremos al tema del lenguaje más adelante. Quedémonos ahora con esa idea de la valoración diferencial.

En el caso de la mochila de Vallecas, será necesario enfatizar que los cables eran de distinto color que la de otra bomba examinada en la estación de El Pozo que finalmente fue detonada, que se utilizó un recipiente distinto en ambos dispositivos, que el calibre de los clavos usados como metralla era distinto, que las muestras de los explosivos presentan alguna sustancia distinta... todos ellos detalles que, de ser ciertos, en ningún momento parecen significativos y que, sobre todo, admiten multitud de explicaciones racionales y nada conspirativas, pero que los conspiranoicos consideran evidencia poderosísima de la diferencia esencial entre ambos dispositivos. Poco importa que los Tedax --los expertos artificieros de la Policía-- hayan informado pericialmente al juez de instrucción que consideran todos los dispositivos iguales. Poco importa que existan esas explicaciones alternativas. Cuando uno está convencido de que la mochila es un señuelo, estos pequeños datos sobrevaluados más allá de toda racionalidad son suficientes, y se llega de hecho a la conclusión contraria a la que dictaría el sentido común: si la mochila es un señuelo y el jefe de Tedax lo niega, ¡entonces es seguro que el jefe de Tedax mienta! No importa el currículum profesional del Sr. Sánchez Manzano, que tal es el nombre del infortunado funcionario calumniado cada vez con mayor audacia. No importa que el hombre se haya jugado la vida infinidad de veces desactivando bombas. La única conclusión posible es, invariablemente, la menos lógica, y en este caso particular, la más infame.

En cambio la evidencia de verdad, la que valoran los investigadores profesionales, y que invariablemente refuta la teoría conspirativa, es descartada, devaluada o ignorada. Así, en el caso de la famosa mochila se privilegia el supuesto hallazgo de metenamina en la furgoneta de Alcalá de Henares versus la ausencia de metenamina en la mochila de Vallecas, construyendo toda una teoría sobre explosivos distintos en uno y otro caso, pero se omite por completo que el resto de compuestos encontrados no sólo son idénticos, sino que demostrablemente tienen el mismo origen. Tal uso selectivo de datos es tan escandoloso que cuesta trabajo aceptar que exista gente que no descubra el doble rasero; y sin embargo, haberlos haylos, y son muchos.

Hemos visto que como parte de esta estrategia retórica, es necesario tomar el más mínimo dato y convertirlo en evidencia de que lo que sostenemos es verdad. Esta promoción de dato a evidencia, cuando no a prueba irrefutable, es imprescindible porque las teorías conspirativas invariablemente se cimentan en humo. Como ya he dicho arriba, si no fuese así, dejarían de ser teorías conspirativas y se volverían serias y respetables.

Continuemos. Una vez clasificados los datos en confiables (los que apoyan la tesis) y descartables (los que la refutan), el siguiente paso es la argumentación. Ésta hace uso de toda la panoplia de trampas retóricas y falacias lógicas que el ser humano ha acumulado desde tiempos de los sofistas, pero hay dos en particular que me interesa destacar.

El recurso retórico fundamental del conspiranoico es la apelación a la incredulidad. Tiene que convencernos de que la versión "oficial" es falsa. Y como no tiene datos que permitan concluir claramente tal extremo, su única oportunidad es exponer las tesis de dicha versión de la forma más ridícula posible, haciendo nuevamente uso de dosis abrumadoras del lenguaje emotivo y parcial. Típicamente este argumento será planteado mayéuticamente, haciendo preguntas dirigidas cuya conclusión parece inescapable.

Un ejemplo típico: "¿Resulta verosímil que el terrorista se baje del tren abandonando una mochila a la vista, entre dos asientos enfrentados?" Fijémonos en el lenguaje intencionado, parcial, que fuerza la única respuesta aparentemente posible: evidentemente, no. Nótese que es importante descartar cualquier otra posibilidad: ésa es la esencia de la apelación a la incredulidad, el mismo argumento, por cierto, que usan los creacionistas --¿para qué sirve medio ojo?--, los ufólogos --¿qué otra cosa puede ser esta foto sino un platillo volante?-- y todos los conspiranoicos. Pero a poco que pensemos, nos damos cuenta de que la conclusión alternativa es, cuando menos, perfectamente posible, perfectamente verosímil. Nuevamente, existen muchas explicaciones por completo racionales que el conspiranoico pretende que descartemos de un plumazo, porque en el momento en que no las descartemos su teoría, que él pretende presentar como la única posible, se convierte en una explicación más, una explicación que comparada con otras más racionales aparece tal como es: totalmente delirante. Enunciemos el Tercer Principio de la Conspiranoia:


3. Apelación a la incredulidad respecto a la teoría "oficial" para forzar la única conclusión supuestamente posible.


La apelación a la incredulidad suele ir casi siempre acompañada de otra falacia lógica muy común: el falso dilema, que omite artificialmente, sin ningún argumento, varias de las posibles explicaciones de un hecho, a fin de eliminar todas las que no interesan al expositor. Hecho esto, se argumenta contra las alternativas sobrevivientes (típicamente sólo una) para irlas descartando una a una demostrando su falsedad, forzando así una conclusión que parece inescapable sobre la verdad de la última alternativa sobreviviente, pero que en realidad sólo lo es por la omisión a priori de otras alternativas más razonables. Un ejemplo típico: "No sé qué me preocupa más: si que no hubiera metralla en los trenes o que la hubiera y se lo hayan ocultado al juez." Hombre, otra posibilidad, por supuesto, es que sí la hubiera y que tal extremo no se haya ocultado al juez... pero claro, esa posibilidad es poco interesante para un conspiranoico.

Otro ejemplo: "O el gobierno de EEUU no oculta nada en Roswell o lo que oculta es un OVNI; como he demostrado que sí oculta algo, lo que oculta es un OVNI."


Lo más sorprendente de la apelación a la incredulidad es lo altamente selectiva que es. A Luis Del Pino, por ejemplo, autor de la frase que consigno sobre el terrorista que hace algo supuestamente inverosímil, esta conducta le parece totalmente inverosímil... pero le parece verosímil que el jefe de Tedax mienta y sea parte de una conspiración infiltrada en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para llevar al PSOE al poder, contando con decenas o cientos de policías, guardias civiles y agentes del CNI que en vez de obeceder a sus mandos obedecen al PSOE; le parece verosímil que la mochila de Vallecas haya sido plantada como señuelo para dirigir la investigación hacia unas "cabezas de turco", y que esto es sólo un paso en una larga secuencia de eventos perfectamente planeados para así engañar al ministro del Interior y hacerle aparecer en público como mentiroso, ministro cuya conducta minuto a minuto responde exactamente a la predicción que de la misma habían hecho los conspiradores, que manejan a su antojo las reacciones de todos los miembros del gobierno, como si fueran marionetas; le parece verosímil que dichos conspiradores hayan predicho con absoluta precisión cuántos de los votos necesarios para que el PSOE superara al PP podrían obtenerse mediante este engaño; le parece verosímil que un partido democrático, el que ha ganado mayor número de elecciones y mayorías absolutas en España, arriesgue todo para conquistar el poder una sola vez, sabiendo que tendrá que volver a someterse al veredicto de las urnas tan sólo cuatro años después. En una palabra, le parece verosímil una conspiración tan compleja, absurda en sus motivaciones e increíblemente riesgosa, que nunca en la Historia se ha intentado algo que se le asemeje aunque sea un poco. Lo cual nos lleva al Cuarto Principio de la Conspiranoia:


4. Omisión de extracción de ciertas conclusiones lógicas (o más bien, ilógicas) de la teoría conspirativa, a fin de no tener que reconocer su inverosimilitud.


A estas alturas, es importante que aclaremos por qué entrecomillamos "oficial". Y es que el conspiranoico tiene que dar una razón de por qué la verdad la conoce sólo él y un selecto grupo de insobornables iniciados, por qué esa verdad no ha sido admitida públicamente por todos. Y esa razón, por supuesto, es que existe una conspiración de silencio para acallar la verdad. ¿Se explicaría de otra forma que todos menos los conspiranoicos, en el caso del 11-M, policías, guardias civiles, el juez de instrucción, los Tedax, el CNI, el gobierno, la mayoría de los medios nacionales y la totalidad de los internacionales, y millones de ciudadanos mantengamos que la verdad "oficial" es, simplemente, la verdad sin adjetivos? Ya sea por maldad o por estupidez, todos estas personas forman parte de una red cómplice de encubrimiento que conspira para que la Verdad no salga a la luz. Esta explicación tiene la enorme virtud de investir al conspiranoico de un manto de heroicidad épica: él, con los otros iniciados que sí quieren conocer la Verdad --a diferencia de nosotros-- tienen la misión casi sagrada de difundir la Verdad ante todos los obstáculos que nosotros, malvados o estúpidos, pongamos en su camino. No es extraño que la luz del fanatismo brille en los ojos conspiranoicos. No sólo están convencidos de tener razón, sino que tienen una Misión, una yihad. Enunciemos entonces el Quinto Principio de la Conspiranoia:


5. Postulado de una conspiración de silencio para acallar la Verdad


Nótese que, nuevamente, tal característica es compartida por ufólogos --el gobierno de EE.UU. sabe que existen OVNIS pero lo oculta para no causar pánico en la población-- y por creacionistas (el darwinismo es una teoría pergeñada por ateos para corromper moralmente a la sociedad, y no les a esos ateos interesa que se sepa la verdad).

Cuando señalo a los conspiranoicos del 11-M que me parece sorprendente que ningún medio internacional, absolutamente ninguno, ni siquiera los de su cuerda ideológica, se han hecho ecos de las "sensacionales revelaciones" de El Mundo y Libertad Digital, y que sería bastante poco probable que absolutamente todos esos medios internacionales fueran parte de la conspiración, se me responde que desde que gobierna Zapatero España ha dejado de importar en el mundo, ¡y que el silencio es culpa de esa indiferencia! ¡Como si ningún periodista extranjero se interesara en el mayor escándalo político de la historia de Europa Occidental, que hubo un golpe de Estado disfrazado el 14-M!

Lo cual, por supuesto, nos lleva al Sexto Principio de la Conspiranoia:


6. Utilización de explicaciones ad hoc para explicar lo inexplicable.


Aquí llegamos a otro de los elementos más interesantes de una teoría conspiranoica: la necesidad de inventar explicaciones para cada hecho individual que no casa con la teoría. Así, cada vez que uno pone una objeción a la teoría conspirativa, los conspiranoicos tienen una explicación que no tiene nada que ver con el resto de la teoría, como se ve claramente en el caso de los periodistas extranjeros. Tales explicaciones ad hoc se van multiplicando: se nos explica que lo que todos vimos en la televisión como el suicidio de Leganés realmente no fue un suicidio, porque admitir el suicidio lleva casi necesariamente a que los que se suicidaron no eran cabezas de turco, sino terroristas. Así que hay que explicar el hecho como un asesinato encubierto, por supuesto sin tener el más mínimo indicio. Y así ad nauseam.

El problema, claro, es evidente para cualquiera con algo de formación científica: al acumular explicaciones ad hoc, se está violando el principio de la navaja de Occam, o principio de parsimonia, que nos pide precisamente que no multipliquemos las explicaciones, o, en otra formulación, que ante dos teorías que explican el mismo conjunto de hechos, hay que preferir siempre la teoría más sencilla. Ni qué decir tiene que todas las teorías conspirativas, al multiplicar las explicaciones y ser invariablemente mucho más complejas y prolijas que las alternativas, violan el principio de la navaja de Occam. Contrastemos este comportamiento de las complejísimas teorías conspirativas, que requieren ríos de tinta para explicarse, con las teorías científicas más exitosas, que pueden expresarse en muy pocas palabras, y sin casi ningún otro argumento podremos determinar dónde es más probable que se encuentre la verdad: la realidad es menos compleja de lo que los conspiranocis creen que es. O dicho de otra forma, si la explicación es demasiado complicada, casi seguramente está mal.

Sigamos. Otra falacia lógica que merece ser elevada a la categoría de principio es la conversión de hipótesis en hechos probados. Ésta es una falacia sutil e interesante. Se comienza postulando un condicional, por ejemplo: "si el PSOE sabía previamente del ataque y no sólo no dijo nada sino que lo aprovechó para ganar las elecciones, entonces el PSOE dio un golpe de Estado virtual el 14-M." Hombre, se podría aceptar que este condicional es válido, pero el problema es que el antecedente del condicional no sólo no se ha probado, no sólo no se ha provisto siquiera un átomo de evidencia o el más tenue de los indicios, sino que es extremadamente improbable. Sin embargo, el conspiranoico ya ha logrado deslizar la insinuación que quería hacer. ¿Quién puede culparle de empezar a razonar sobre lo que pasaría si el PSOE hubiese sabido con antelación que se produciría un ataque? Ya sabemos que está especulando, pero dejemos que lo haga, no ha afirmado que saa cierto, sólo está suponiéndolo por un momento para ver a dónde le lleva el razonamiento. Claro, el problema es que tres páginas después al conspiranoico se le ha "olvidado" que su hipótesis no era más que eso, una hipótesis sin pruebas, y comienza a utilizarla como una hecho probado, posiblemente confiando en que el lector haya olvidado a su vez que la hipótesis nunca fue probada. Veamos un claro ejemplo en un artículo de Del Pino.

Primero Del Pino insinúa, sin probarla, una posible causa de que ciertos detenidos hayan tenido un trato "exquisito":

La dueña de la casa (que contaba con una buena abogada, Yamila Pardo) ni siquiera llegó a estar detenida en ningún momento. En cuanto a los dos intermediarios sirios, fueron detenidos el 29 de marzo de 2004 y liberados tres días después. En su declaración ante la Policía, realizada en perfecto castellano, Mohamed (el hermano del terrorista Abu Nidal) saca hábilmente a colación a Jadicha Candela, cuñada de Joaquín Almunia --ex secretario general del PSOE-- y madre de Yamila Pardo.

Pocos párrafos después, la posibilidad de que la influencia de Almunia haya modificado el trato a los prisioneros se convierte en certeza:

"si eso es la democracia, ¿cómo llamamos a ese otro régimen en el que, si la Policía llama a tu puerta a las seis de la tarde,, tienes cinco o diez minutos para quemar los papeles comprometedores, aunque seas un presunto terrorista... siempre que conozcas a las personas adecuadas?"

Huelga decir que entre una y otra frases no existe ninguna otro argumento que permita transformar la posibilidad en certeza.

Una falacia lógica que se asemeja mucho en estructura e intención a ésta es la de la pregunta compleja. Se formula una pregunta de forma tal que al contestarla nos veamos obligados a aceptar una premisa que nunca se ha probado pero que queda asumida en la propia pregunta. Veamos algunos ejemplos, ambos de Del Pino, para quien esta falacia es un recurso favorito:

¿Por qué se dio la orden de abrir el candado, librando a ese comando del mortal abrazo policial?

¿Quién protegía en el País Vasco las actividades de El Chino?


En el primer caso tenemos como premisa no probada pero asumida el hecho de que alguien haya dado esa orden "de abrir el candado". En el segundo, el hecho de que alguien protegía a El Chino. Por supuesto, Del Pino no da el menor átomo de evidencia de que ninguna de estas premisas tenga base.

Hay un tercer tipo de falacia que podríamos agrupar con las dos anteriores. Consiste en asumir una premisa implícita, nunca formulada, como cierta. Por ejemplo, cuando Del Pino afirma la presencia de metenamina como prueba indudable de que existían explosivos de origen militar, hay varias premisas implícitas, por ejemplo que la metenamina no puede fabricarse artesanalmente y que la presencia de metenamina conlleva necesariamente la de RDX, el explosivo que se fabrica a partir de ella.

Tenemos también la petitio principii o argumento circular, en el que se supone lo que se quiere demostrar, y para terminar esta sección, hagamos notar que muchas veces los conspiranoicos ni siquiera se molestan en estructurar sus falacias de las formas anteriormente expuestas. Les basta ir acumulando insinuaciones nunca demostradas para dar la impresión de que la simple acumulación de preguntas e insinuaciones es tan formidable que algo de razón debe tener la teoría. Veamos un ejemplo:


"el comando de Virgen del Coro se libra del cerco policial exactamente el mismo día en que ETA declara su tregua parcial en Cataluña"


¿Esto quiere decir algo? Del Pino no nos lo dice, y yo no puedo imaginar que trascendencia puede llegar a tener esta coincidencia. Pero claro, aunque sea agua de borrajas, ya queda como insinuación, como enigma a resolver, acumulándose a los cientos de supuestos misterios anteriores y posteriores. Un foro de Internet famosamente formuló 192 preguntas (casualmente una por cada víctima mortal, hecho que revela en sí mismo la artificiosidad de las preguntas) que seguían el patrón mencionado: acumulación de insinuaciones sin probar, con muchas de las preguntas suponiendo una respuesta definida a preguntas anteriores, y por tanto cayendo en la falacia de promoción de hipótesis a hecho probado. Pedro J. Ramírez compiló una lista similar y similarmente falaz.

Respecto a este punto es interesante señalar que muchas veces esas insinuaciones se contradicen entre sí. ¿Hace eso que el conspiranoico, al avanzar una nueva insinuación o hipótesis, retracte las anteriores que son incompatibles con la nueva? Huelga decir que no. La coherencia no es una de las virtudes de los conspiranoicos, como podrá constatar quien lea el artículo original de Múgica, que logra la rara proeza de contradecirse a sí mismo dentro del propio cuerpo del artículo.

Así tenemos el Séptimo Principio de la Conspiranoia:


7. Conversión de hipótesis y premisas implícitas en hechos probados y acumulación de insinuaciones.


Tranquilos, que ya falta poco. He hablado ya varias veces de cómo todas estas falacias suelen ser acompañadas retóricamente de un lenguaje emotivo, cargado de parcialidad, lleno de juicios de intenciones y descripción de sentimientos que es imposible que el autor conozca, que ya nos sugiere no tan sutilmente que si no aceptamos sus conclusiones somos más tontos que Pichote, ya nos intenta transmitir la indignación que el autor dice sentir por el evidente encubrimiento de la verdad, ya intenta dirigirnos a una conclusión a través de la ridiculización de las alternativas (argumentum ad ridiculum):

"¿es posible creer que cuatro moritos pringaos hayan podido realizar este atentado?"

"¿por qué la providencial y sospechosa mochila fue llevada al IFEMA"?


Otros ejemplos del invaluable señor Del Pino:

"El atentado del pasado 7-J en Londres ha vuelto a plantear ante la opinión pública, para consternación del gobierno"

¿Prueba Del Pino en algún sitio que hubo consternación del gobierno? ¿Quieren ustedes adivinar?

"Pero Houdini era un vulgar aficionado comparado con los supuestos terroristas del 11-M."

"el jefe de la trama mercenaria del 11-M"

"nadie se había dignado a explicar a los españoles"

"Si hay silencios clamorosos, el del Gobierno de Zapatero está rozando ya el estruendo"

"¿Verdad que es enternecedor? La Policía va a registrar el domicilio de una persona detenida por su presunta implicación en los atentados del 11-M...¡Admirable y civilizado comportamiento policial!"


Estos ejemplos están tomados prácticamente al azar, lo cual da una idea de cómo están plagados los artículos de Del Pino (y los de Múgica, lo que sucede es que los de Del Pino los tengo más a mano)de este tipo de lenguaje intencionado, por no hablar de la evidente falta deontológica que representa el mezclar opinión con información, como queda claro en varias de las citas anteriores.


Octavo Principio de la Conspiranoia:


8. Utilización de lenguaje emotivo, cargado de parcialidad, dirigido y lleno de juicios de intenciones.

Finalmente, los conspiranoicos recurren a todo tipo de falacias para argumentar sus puntos. Yo me he encontrado con:

a) Non sequitur o saltos lógicos a conclusiones inatingentes: Un terrorista fue encontrado bajo un colchón en Leganés, luego es muy posible que los terroristas no se suicidaran.

b) Argumentum ad verecundiam o apelación a la autoridad:"El Mundo" es un diario prestigioso que destapó lo de los GAL, no creo que se equivoque en esta ocasión.

c) Argumentum ad hominem, el ataque a la circunstancia personal del ponente y no a las ideas que expone: "usted es suciolisto, por eso dice lo que dice"; "lo que usted dice es la línea oficial de Rubalcaba"; "los suyos son peores que los míos", etc, etc, etc. por no hablar de los arteros ataques personales contra personas como el Sr. Sánchez Manzano, a quien Del Pino acusa de mentiroso con todas sus letras.

d) Todas las que ya han sido mencionadas en puntos anteriores: falso dilema, petitio principii, pregunta compleja...

Sería demasiado prolijo plantear todas las falacias que me he encontrado, y probablemente excesivo a estas alturas, en la medida en que tendría que seguir dando ejemplos. Basten entonces todas las anteriores, que son muchas, para convencernos de que podemos formular el Noveno Principio de la Conspiranoia:


9. Utilización de todo tipo de falacias lógicas para apoyar las tesis conspirativas.


Llegado a este punto, sólo me queda reflexionar un poco sobre la psicología que subyace a la teoría conspiranoica del 11-M. Como hemos dicho, el paso esencial es el primero, formular una verdad dogmática.

¿Qué impele a tanta gente a creerse esa verdad? Tenemos un grupo de personas completamente convencidas de que los resultados electorales del 14-M son una injusticia. No entraré a valorar ahora cuánto se equivocan. Conformémonos con el hecho de que existe la sensación de agravio. Ahora, digamos que alguien llega con una idea: "no sólo perdimos injustamente, sino que fuimos objeto de una conspiración para derribar el gobierno" Fijémonos que este "alguien" no tiene aún elementos medianamente objetivos para argumentar lo que dice, pero lo hace de todos modos.

La idea de que hay una conspiración es un bálsamo instantáneo para el espíritu: evita la autocrítica (nosotros no hicimos nada mal), le da sentido a algo horrible que no parece tener sentido (la masacre del 11-M), y, sobre todo, confirma los prejuicios, las ideas preconcebidas. Resultado: miles de personas convencidas. Qué fácil es confundir los deseos con la realidad. Qué fácil comulgar con ruedas de molino cuando esas ruedas tienen buen sabor para nosotros.

jueves, octubre 27, 2005

Rosa Parks, in memoriam

Ha muerto Rosa Parks, tal vez la mujer más emblemática de la lucha por los Derechos Civiles en EE.UU. Parks era una costurera afiliada a la NAACP (Asociación Americana para el Progreso de la Gente de Color) cuando un buen día, en un autobús de la ciudad de Montgomery, Alabama, se negó a levantarse para ceder su asiento a un hombre blanco. La ordenanza municipal no sólo dividía el autobús en dos secciones, como casi todo en aquel tiempo en el segregado Sur, sino que exigía que si un blanco deseaba sentarse en la sección para negros, había que cederle el asiento.

Rosa Parks dijo una sola palabra: NO. Y con esa palabra cambió el mundo. Ante las advertencias del conductor de que llamaría a la policía, Parks se encogió de hombros. Fue arrestada, fichada y condenada a pagar una multa.

Con motivo de ello un grupo de dirigentes, entre los que se contaba un joven reverendo llamado Martin Luther King, decidieron lanzar un boicot contra la empresa de autobuses, 75% de cuyos usuarios eran negros. El boicot duró 381 días, al cabo de los cuales el Supremo de EE.UU., en una decisión histórica, declaró anticonstitucionales TODAS las leyes de segregación.

Rosa Parks, la mujer que cambió el mundo con una sola palabra. Ojalá todos nuestros héroes fuesen como ella. Descanse en paz.

viernes, octubre 14, 2005

Conversación en la sacristía

Llevo algunos días enzarzado en un desagradable intercambio (no puede ni llamársele debate) con un ex contertulio de los foros de Terra. Al parecer, el título provocativo de uno de mis artículos ("Anarcocapitalistas, o los nuevos talibanes") le indignó sobremanera, y decidió lanzar un ataque personal contra mí en una bitácora de liberalismo.org, seguramente sin esperar respuesta, aunque por casualidad lo encontré y lo respondí.

El intercambio de marras, además de dejarme un mal sabor de boca, me ha llevado a hacer algunas reflexiones, porque por debajo de los ad hominems mutuos transpiran, me parece, cuestiones más importantes.

Nomotheta --tal es el mote actual de mi adversario, que algunos lectores reconocerán como Filomtriups-- me acusa amargamente de haber utilizado un calificativo injusto (talibán) contra Jorge Valín y, lo que es peor, haber generalizado el calificativo para incluir a todos los anarcocapitalistas. Cuando escribo intento huir de las falacias, las descalificaciones y las generalizaciones como de la peste; siempre ha sido mi objetivo ser centrado y racional. Pero el artículo de Valín, me parece, estaba diseñado para provocar, y de hecho provocó muchas reacciones mucho más indignadas y groseras que la mía, que se circunscribió a tacharle de talibán (en el sentido metonímico de extremista y dogmático) en el título. Confieso, sin embargo, que me extralimité en incluir a todos los anarcocapitalistas bajo esa etiqueta, cometiendo una falacia de generalización.

Dicho esto, me parece más o menos evidente que Valín no ha hecho en su escrito sino llevar a su lógica consecuencia algunos de los postulados ultraliberales, en particular el axioma de no agresión, y que un liberal, ante el escrito de Valín sólo tiene dos alternativas: o asume sus conclusiones o acepta que el axioma de no agresión determina una ética incompleta. Como los liberales que he leído y con los que he debatido tienden a lo primero, siento que mi generalización no fue del todo injusta.

En ciertos círculos que se llaman a sí mismos liberales --sin que apenas ningún liberal los contradiga-- el insulto y la descalificación del adversario se han convertido en moneda corriente, sin que por supuesto esta frase intente insinuar que tal conducta les es exclusiva. Pero llama la atención de que gente con formación universitaria y supuestas convicciones democráticas sea tan desdeñosa con sus adversarios ideológicos. Buena parte de ello, me parece a mí, es culpa de uno de sus máximos apóstoles radiofónicos, cuya tendencia a la demagogia, la retórica tremendista y la ironía arrabalera son tan bien conocidas como poco originales. Pero hay también en ello, y el intercambio con Nomotheta me ha permitido constatarlo, una enorme displicencia, cuando no un abierto desprecio, por las ideas y argumentos del adversario.

Nomotheta y muchos "liberales" como él con los que he tenido la oportunidad de departir parecen creer suficiente etiquetar una idea de marxista o potencialmente totalitaria para refutarla. Qué digo refutarla, para ni siquiera tenerla en cuenta como elemento digno en un debate. No se dan cuenta de que una etiqueta no es una refutación, y que los argumentos se sostienen por sí mismos, no por sus orígenes ni sus deudas con determinados pensadores.

Y de despreciar a las ideas, pasan directamente a despreciar a las personas: parecería que para ellos un izquierdista no puede contribuir nada a un debate, no puede decir nada inteligente. Esta arrogancia intelectual les lleva al maniqueísmo pueril de suponer a toda la izquierda sin excepción idiota, totalitaria y necia, a meter en el mismo cajón a Pol Pot y Olof Palme (!), a crear una caricatura mendaz que les sirve como un consolador saco de boxeo, una reafirmación de su propia superioridad, pero cuyo deplorable simplismo no se corresponde con la realidad.

Es interesante ver cómo ciertos comportamientos humanos se reproducen invariablemente de la misma forma, sin distingo de ideología. Todo esto que digo podría aplicarse, mutatis mutandis, a un marxista dogmático, y en particular a los maoístas que alguna vez tuve la oportunidad de ver en acción en la Facultad de Ciencias de mi universidad: eran iniciados que habían leído y entendido los textos sagrados. Entonces se llamaban Sobre la contradicción y Qué hacer. Ahora se llaman Acción Humana y Camino de servidumbre. Quien no los había leído era apartado desdeñosamente del círculo de los iluminados; quien osaba atacar sus dogmas era señalado como heresiarca y su opinión, sin debatirla, era condenada al basurero de la Historia. Entonces era "tu argumento, compañero, es pequeñoburgués, como demostró Lenin en Materialismo y Empirocriticismo", ante lo cual palidecías y te callabas; ahora es "tu argumento, amigo, es totalitario y liberticida, como demostró Hayek en "La Constitución de la Libertad". Fin de la discusión.

Para Nomotheta ha resultado profundamente indignante que yo compare a los pérfidos maoístas de los setenta con los limpios liberales del siglo XXI. Y sin embargo, sin entrar a valorar en este momento los argumentos, méritos y culpas de unos y otros, sus comportamientos como secta presentan, vistos desde fuera, similitudes extraordinarias: la misma certeza ciega en la verdad propia y el error ajeno (certeza que fue precisamente la que me hizo alejarme del marxismo dogmático y me hace ver con desconfianza a los nuevos iluminados); el mismo desdeñoso anatema sobre el hereje; la misma sacralización acrítica de textos y autores (Nomotheta, en su profunda incomprensión del espíritu científico, me decía que un físico adora los Principia como sagrados, como él adora a Hayek y Von Mises); la convicción de que tarde o temprano el enemigo --no el adversario, el enemigo-- caerá derrotado para no levantarse jamás, ante la fuerza de la razón que nos asiste; en una palabra, los mismos enormes y gravísimos errores intelectuales.

Esto me preocupa sobremanera. Y me preocupa porque esa certeza absoluta, esa exclusión a priori de las alternativas ideológicas y esa convicción de que en una sociedad futura no habrá sitio para nuestros enemigos ideológicos es el pensamiento más antidemocrático que existe.

Y es que la democracia está basada en la idea de que a priori ninguna ideología tiene la verdad absoluta, que todas deben competir por partida doble: en el libre mercado de las ideas, donde son libremente expuestas y criticadas, reformuladas y criticadas de nuevo; y en el ámbito electoral. Si, en cambio, suponemos que la verdad absoluta existe (y, por supuesto, nosotros la poseemos), todo esto son complicaciones absurdas. Bastaría la aplicación de un algoritmo, de una deducción en un sistema lógico-deductivo, para dar con la idea correcta, con la política idónea, con la decisión adecuada, sin lugar a la menor duda. Sabemos bien que no es así; la democracia es la entronización de nuestra humildad, de nuestra falta de certeza, de nuestra tolerancia mutua.

Todo esto no lo parecen entender cantidades enormes de estos autoproclamados "liberales" de la escuela austriaca. Desprecian el liberalismo marañoniano de la tolerancia, el que dijo famosamente que ser liberal era estar dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo, y tienen el tupé, al menos algunos de ellos, como Nomotheta, de considerar que ese liberalismo que representa Marañón y tiene en la península una historia centenaria que se remonta por lo menos a Jovellanos, ¡no es el verdadero liberalismo!

¿Cuál es entonces, y por qué? ¿El que se proclama conservador en lo social (menudo oxímoron han inventado, liberal-conservador), el que se entiende a las mil maravillas con una de las instituciones más antiliberales de todos los tiempos, la Iglesia Católica, el que comparte emociones y afectos con la derechona cañí de toda la vida, el que se siente curiosamente más cercano a Millán Astray que a Azaña, el que olvida convenientemente las críticas de Hayek al conservadurismo? ¿El que, haciendo tabla rasa de nuestra historia, desea convertir a España en un clon de los EE.UU., con Segunda Enmienda y todo, pero sin la estructura federal? ¿Una mezcla de ambos? ¿El anarcocapitalismo puro, que por lo menos es consistente con sus principios, aunque los persiga hasta sus últimas y delirantes consecuencias darwinistas?

Señores, yo me quedo con Marañón. No era la menor de sus virtudes esa duda, esa autocrítica constante, esa humildad que sin duda le venía de su lado científico y que, digan lo que digan, es siempre la mejor defensa en contra de todo iluminado totalitario.

P.D. Algún otro día hablaré de la operación de lavado de imagen de la derecha que implica redefinirla para excluir de ella el fascismo, en una aplicación de libro de la falacia del escocés verdadero, y que no podía faltar del intercambio con Nomotheta. El delirio llega a aplicar argumentos nominalistas, como que Hitler se definía, en el nombre de su partido, como socialista. Usando el mismo argumento, podríamos concluir que el PP y el Partido Comunista Chino son hermanos ideológicos, ya que éste dio nombre y gobierna a la República POPULAR China, o que la RDA era democrática. Lo ponía en el nombre. What's in a name?

miércoles, octubre 12, 2005

Desolación

Hay días en que los eventos de actualidad parecen conspirar para asfixiarnos. Se acumulan las malas noticias: veinte mil muertos en Cachemira, cientos o miles en Guatemala, a orillas del lago Atitlán, la tragedia cotidiana de los inmigrantes. La muerte, el dolor y la desesperación campean por doquier. Es un tópico afirmar que se trata, como casi siempre, de la muerte, el dolor y la desesperación de los desposeídos, de los más pobres, pero yo no puedo dejar de decirlo.

En estos tiempos revisionistas que corren hacer estas afirmaciones es casi una herejía. Instalados en nuestros palacios de marfil, que nunca se derrumban por culpa de terremotos ni vientos huracanados ni aludes de lodo; donde ninguno de nosotros ha sentido nunca el aguijón acuciante de la miseria, que impulsa a arriesgar la vida cruzando un desierto y montándose en la más precaria de las embarcaciones o escalando alambradas de púas, intentar acceder al paraíso; egoístas y satisfechos, creemos que el mundo se circunscribe a este islote de bienestar que nos hemos labrado.

Nos preocupamos de trivialidades: cómo repartir la abundancia, cuándo actualizar la velocidad de acceso a la red, cuántas naciones existen en esta península rodeada de mares providentes, cómo lograr ese plus de eficiencia, qué partido político es el más corrupto, qué falacias cometen nuestros adversarios ideológicos. Es una ley natural que el ser humano nunca estará satisfecho con lo que tiene: estamos evolutivamente condenados a la infelicidad de Sísifo. Pero nuestra insatisfacción occidental y decadente raya en lo obsceno cuando se compara con la desolación de los que nada tienen.

A veces pienso que somos idénticos a aquellos ociosos aristócratas que se hastiaban rodeados de las más absurdas extravagancias mientras puertas afuera de sus palacios la gente moría de hambre. Hacemos lo mismo: mientras distraemos nuestro ocio con diversos juegos y elaboradas exquisiteces, levantamos murallas para no ver a los desposeídos y para que no nos importunen en medio del banquete, y de vez en cuando contribuimos a una ONG para acallar la mordedura de la conciencia. Los siglos venideros condenarán este holocausto silencioso y cotidiano, mucho mayor que aquellos más cercanos, que tanto y con tanta razón nos horrorizan. Condenarán nuestra escandalosa, nuestra criminal indiferencia.

Y mientras todo esto pasa, los liberales nos piden paciencia, diciéndonos que África, Asia y América Latina serán felices y prósperas en cuanto se inserten en el mundo de la economía global; los marxistas --los que quedan-- nos dictan caducas recetas que han demostrado una y otra vez su inaplicabilidad y su horrible tendencia a crear infiernos.

Y a los que desconfiamos de las grandes teorías sólo nos queda el recurso de dolernos de que el dios burlón y cruel de la Naturaleza nos haya hecho tan imperfectos, tan egoístas, tan patéticos en nuestro vacuo orgullo. Otro mundo es posible, nos dicen. Ojalá fuera cierto. Pero viendo lo que hoy veo no puedo creerlo. Desgraciadamente, no lo creo.

miércoles, octubre 05, 2005

Marujeando

Al fin me he dado a la tarea de actualizar vínculos y de organizarlos de forma temática.

En Ágora encontraréis, lógicamente, diversas bitácoras de actualidad y política de diversas tendencias, pero con el denominador común de la seriedad y la inteligencia. Arcadi Espada , Hispalibertas y Escolar no necesitan presentación. Tampoco, me parece, 3 días de marzo, cuya infatigable labor "anticonspiranoica", nunca suficientemente alabada, ya he glosado. A Radio Station Numbers y Guerras Posmodernas he llegado a través de la dichosa conspiranoia, aunque ha sido muy grato descubrir la multitud de artículos inteligentes sobre distintos temas con que nos regalan. He añadido también La Media Hostia, otra bitácora inteligente y multidisciplinar, a la que provisionalmente catalogo en actualidad. Vienen de antes Viva la Utopía, Reflexiones de un Modernista y La Trinchera, a las que no di la bienvenida en su momento como dicta la etiqueta.

En Monte Parnaso he puesto las bitácoras que tienen que ver con el arte y la cultura humanista. Compruebo desolado que he descuidado esos aspectos en esta bitácora, y hago propósito de enmienda. Moments Magics, un inteligente recorrido por esa música a la que no encontramos aún un nombre definido pero que hemos dado en llamar culta. Un verdadero regalo la erudición de Carlos, un melómano como ya no existen. Añado también El Séptimo Sello, donde podemos encontrar interesantes reflexiones sobre el arte del mismo ordinal, escritas por un cinéfilo de esos que también escasean, de los que hablan hipnóticamente de Tarkovski. Las otras dos bitácoras vienen de antes: Apostillas de una filóloga mexicana apasionada de las letras (y, descubro, autora de una página sobre Juan García Ponce) y 24 por segundo, donde Su aborda el cine desde la misma mirada dulce y penetrante que me ha enamorado.

En Jonia se habla de ciencia, y si el tiempo lo permite, de filosofía. Tal vez es el único nombre que requiere explicación. Pensadores científicos griegos los hubo en todas las ciudades helénicas, pero no me parecía que ninguna, salvo tal vez la Alejandría helenística, tuviera derecho a reivindicarse como epónimo de la ciencia, así que opté por la Jonia que dio origen a la filosofía presocrática, más "física" que sus derivaciones atenienses posteriores. Pongo aquí algunas excepcionales bitácoras de divulgación y comentario de la ciencia, escritas por amenos y acertados autores. Van desde las interantísimas anécdotas de Historia de la Ciencia hasta la infatigable labor de los cazadores de gazapos de Mala Ciencia y Mala Prensa, más especializado el primero, que utiliza el gazapo como excusa para la exposición de los más variados temas científicos, lógicamente más general el segundo, pero ambos interesados por el rigor y el pensamiento crítico. Sin por supuesto olvidar a Curioso pero Inútil, con cuyo título, en su segunda parte, estoy en total desacuerdo. No hay nada inútil en esa bitácora inteligente, crítica y profunda. Completan el cuadro por el momento Ciencia 15, estupenda bitácora de divulgación y Evolucionarios, especializada en Biología Evolutiva y su al parecer interminable lucha con los demonios creacionistas (un movimiento "intelectual" que por cierto tiene mucho que ver con la conspiranoia).

En Symposium (Banquete) pongo esas bitácoras que cultivan el casi olvidado placer de la conversación. A mi juicio son las que mejor cumplen con el ágil formato del "blog", ya que se demoran ahora en el desarrollo de una iluminación súbita, ahora en la exposición de un tema más meditado, ahora en una pequeña confidencia personal, todo aderezado de agudeza, talento, humor e ingenio. Yo, que me enrollo más que una persiana (como atestigua este artículo que iba a tener originalmente dos líneas) no puedo menos que admirar la concreción aforística, la creatividad y la inagotable fuente de sorpresas que es el Horno de Su, el humor y amena variedad de las disquisiciones de El Rincón del Mono, la naturalidad cotidiana y gracia de Locura.

En Skepticon, finalmente, hay una inagotable fuente de recursos sobre el escepticismo. Hablaré de ello en otra ocasión, que esto dura ya más que el rosario de la Aurora.

ACTUALIZACIÓN: He añadido también la bitácora de Mikel de Tellagorri, Un Vasto y Desierto Paisaje. Tellagorri se ha ganado rápidamente mi respeto como excelente debatidor, y su bitácora no hace sino reafirmar su profundidad intelectual.

lunes, octubre 03, 2005

Homenaje a Cárdenas en Madrid

Recordaba yo a Lázaro Cárdenas hace un par de artículos,
y hete aquí que me entero que precisamente la semana del tres de octubre comienza un ciclo de homenajes a su figura en Madrid.

Me emociona mucho que se le recuerde y se le agradezca todo lo que hizo por los exiliados republicanos.

El viernes habrá un homenaje a las 13:00 h. en el Parque del Norte, donde se encuentra su estatua (no en la Complutense, como había yo dicho equivocadamente en un comentario anterior), y donde se develará una placa en su honor (la que equivocadamente pensaba yo que ya tenía la estatua, no acierto ni una) con aquellas hermosas palabras de Álvaro de Albornoz:

A Lázaro Cárdenas
Padre de los españoles sin patria y sin derechos,
perseguidos por la tiranía y desheredados por el odio

Ahí estaremos, y os pido que, los que podáis, os acerquéis a rendirle homenaje a ese hombre excepcional, al que tanto debemos.

Todo esto lo he sabido en la página Web de la Asociación de Descendientes del Exilio Español, cuyo hallazgo ha sido una gratísima sorpresa.

Mantengamos viva la memoria histórica. Esos hombres magníficos que a los dos lados del Atlántico soñaron con un futuro mejor son lo mejor que tenemos.

sábado, octubre 01, 2005

No es lo mismo A que E

Hace varios días que me ronda la idea de escribir sobre las teorías conspirativas (o, en un término que me parece afortunadísimo, conspiranoicas) sobre el 11-M. Soy enemigo por sistema de toda teoría conspiranoica, hable de abducción extraterrestre o de aviones inexistentes que no se estrellan con el Pentágono, del 11-M o de la conjura masónica (o judía, o judeomasónica) para apoderarse del mundo. Todas estas teorías tienen estructura y características comunes que pienso discutir uno de estos días, porque el tema, desde el punto de vista del pensamiento crítico, es bastante interesante. Pero la del 11-M es la que más cerca nos toca por proximidad geográfica y temporal, y tiene la asombrosa característica, ausente en la mayoría de estas teorías, que suelen ser muy minoritarias, de que es impulsada por medios de cierto prestigio y presencia, como El Mundo y la COPE, y de ser insinuada con insidia una vez y otra desde el principal partido de la oposición, para asombro y escándalo de los que presenciamos, sin casi podérnoslo creer, este ejercicio de manipulación.

El mecanismo está bien pensado. Se trata de hacer el mayor número de insinuaciones delirantes para sembrar en la mente de los lectores la convicción de que detrás del 11-M hay una serie de fuerzas ocultas que conspiraron para cometer un "golpe de Estado virtual", en el que, de una forma u otra, estarían implicados el PSOE, ETA, Carod Rovira, mandos corruptos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE), servicios secretos marroquíes y franceses, el grupo PRISA, y los que se acumulen esta semana al bote, que siempre hay algún nuevo sospechoso. Todo ello para justificar la derrota electoral del 14-M y lanzar una sombra de ilegitimidad sobre el triunfo socialista.

Evidentemente, ni los periodistas de El Mundo, Libertad Digital y otros medios ni los políticos del PP suelen hacer acusaciones directas, seguramente para evadir una querella por calumnias. Les basta con sembrar insinuaciones insidiosas que luego, en la blogosfera ultraderechista, son explotadas y amplificadas sin ningún rubor hasta componer un cuadro más fantasioso que los que pintaba Hyeronimus Bosch. El anonimato y la ilusión de impunidad que brindan la Red permiten que se hilvanen las más delirantes y atroces teorías, pisoteando sin el menor recato la honorabilidad, la profesionalidad y el buen nombre de decenas de personas que, según la absurda teoría, serían culpables de golpismo, conspiración, ocultación, connivencia, terrorismo y el asesinato de 192 seres humanos. Tal facilidad en lanzar acusaciones gratuitas no debería inspirar otra cosa que repugnancia e indignación, así como desesperanza sobre la irremediable maldad y estupidez humanas, pero desgraciadamente son muchos los que se creen estas patrañas con mayor o menor buena fe.

Por una extraña pulsión, mezcla de amor a la verdad y a la justicia, me he convertido casi sin quererlo en un especialista anticonspiranoico. No estoy solo en tal intento. Hay en la blogosfera una estupenda bitácora que desmonta la mayor parte de las teorías conspiranoicas. Hay foristas como "Jota" y "LOA" en Todo Politica y otros foros cuyo espíritu crítico, claridad conceptual y argumental y amor por la verdad son impagables. Entre todos investigamos, formulamos críticas y argumentos, y desmontamos una a una todas las mentiras de la conspiranoia.

La famosa teoría me ha llevado a leerme enteras las comparecencias ante la Comisión Parlamentaria del 11-M, a digerir los delirantes artículos de Múgica en El Mundo, y en general a documentarme sobre todos los aspectos más o menos abtrusos de la investigación. Llevo alrededor de año y medio y tal vez demasiadas energías empleadas en rebatir en foros de Internet los delirios de la teoría conspiranoica, incluyendo un debate en Grupo Risa, bajo el pseudónimo de Escéptico, que al parecer ha alcanzado cierta celebridad en la Red y que tal vez un día edita para su publicación aquí.

En general, la teoría conspiranoica del 11-M es fácilmente atacable desde el pensamiento crítico, en la medida en que está basada en estructuras completamente predecibles, pero recientemente he participado en un debate en el foro antecitado en el que desmontábamos una de las acusaciones más graves y más directas que se han hecho para sembrar dudas sobre la verdad de la versión "oficial": que el atentado fue cometido por terroristas islamistas, sin colaboración alguna de ETA, partidos políticos, mandos policiales ni espías de ninguna nacionalidad.

Veamos en qué consiste dicha acusación. Pido disculpas anticipadas por la longitud de este "megatocho" y por su prolijidad, pero no hay otra forma de vencer a la teoría conspiranoica que el rigor absoluto en la argumentación. Quien no quiera leer los detalles, puede saltárselo todo hasta el párrafo final... o dejar de leer a partir de este momento.

Luis del Pino, "periodista" (se ostenta como tal, aunque pronto veremos que no merece ser llamado colega de Bob Woodward o Edward Murrow) de Libertad Digital, ha publicado una serie de artículos donde se dedica esencialmente a agitar y refreír los delirios que Fernando Múgica lleva meses publicando en El Mundo. Sin embargo, a raíz de la publicación parcial del sumario, Del Pino creyó encontrar algo que le cubriría de gloria. En un célebre artículo, Del Pino afirmaba que el sumario revelaba que:

1) El explosivo utilizado en los trenes y el que se encontró en la mochila de Vallecas era distinto. En particular, el primero tendría origen militar y sería C4, un explosivo basado en un compuesto llamado RDX, mientras que el segundo sería Goma-2 ECO, un tipo de dinamita. Para los no iniciados, tengo que señalar que la mochila bomba encontrada en la comisaría de Vallecas ha sido desde el principio un objetivo predilecto de los conspiranoicos. Ellos sostienen que se trata de un señuelo plantado, e intentan demostrarlo a partir de las supuestas diferencias entre tal mochila y las bombas que detonaron esa infausta mañana.

2) El jefe de Tedax (expertos en desactivación de bombas de la Policía), Sánchez Manzano, mintió al juez y a la ciudadanía al afirmar primero en un informe del doce de marzo que la mochila de Vallecas contenía, entre otras, una sustancia llamada metenamina, al igual que la furgoneta de Alcalá y una muestra patrón que se había utilizado para comparar la Goma-2 ECO original con la encontrada en Alcalá y en Vallecas. Nuevamente para beneficio de los no iniciados, la furgoneta de Alcalá era una Renault Kangoo que fue descubierta la misma mañana del once de marzo conteniendo una cinta coránica, varios detonadores y un cartucho con rastros de Goma-2 ECO, aparcada casi frente a la estación de cercanías de Alcalá de Henares, lugar en el que los terroristas plantaron todas las bombas. Ésta es por supuesto una acusación gravísima, que en el contexto de la teoría conspiranoica convierte a Sánchez Manzano en cómplice de los conspiradores. Por supuesto, Del Pino no lo dice; pero pocas dudas se pueden albergar de que su intención es hacer esa insinuación, inmediatamente recogida y explotada por todos los rincones de la blogosfera ultraderechista.

3) Siempre según Del Pino, era falso que la metEnamina se hubiese encontrado en la mochila de Vallecas. Siempre según Del Pino, Sánchez Manzano se retractó de esta afirmación varios meses después ante el juez Del Olmo.

4) Del Pino afirma a continuación que la metEnamina es un componente del RDX, por lo que su presencia demostraría, según él, la presencia de dicho explosivo militar.

5) Entre otras afirmaciones sin fundamento, Del Pino afirma que la potencia explosiva del RDX es tanto mayor que la de la dinamita Goma-2 ECO que un paquete de cigarrillos lleno de RDX podría causar el mismo daño que 10 kg de dinamita Goma-2, bastando perfectamente para dejar los trenes en el estado en el que los muestran las fotos.

6) Del Pino enfatiza mucho la naturaleza "militar" del RDX, como insinuando que su fuente no pudo ser ni comercial ni una fabricación artesanal, sino una cesión de algún obscuro poder con un ejército que pueda contar con esas armas.


Cualquiera que se tome el trabajo de leer la florida prosa de Del Pino verá la "objetividad" con la que este señor compone su artículo. Desde el título, Una impúdica cadena de mentiras, hasta acusaciones directas de "mentiroso" dirigidas a Sánchez Manzano, el artículo es todo un ejercicio de manipulación que falta a una de las normas más elementales del periodismo: separar la información de la opinión.

Pero si sólo fuera eso... Poco a poco, en el transcurso del debate antes mencionado (saltarse los fotomontajes), fuimos encontrando una serie de inexactitudes y falsedades del artículo de Del Pino que, acumuladas, hacen emerger un cuadro de manipulación tan artero que cuesta trabajo creer que sea sólo una concatenación de errores.

En primer lugar, es interesanta hacer notar que Del Pino falta a otro par de normas deontológicas fundamentales:

a) Cuando hace afirmaciones técnicas sobre el explosivo, no cita ninguna fuente. Cuesta mucho trabajo pensar que Del Pino no encontró ningún experto en explosivos que avalara sus afirmaciones. En un momento veremos que lo más probable es que Del Pino haya omitido este paso elemental de profesionalidad periodística: sus afirmaciones no resisten ya no digamos la crítica de un experto, sino ni siquiera la de un lego con algunas nociones como un servidor.

b)Del Pino hace una acusación gravísima sin, por lo visto, haber pedido la versión del acusado. Esto va en contra de otro principio deontológico básico. En sitios donde se practica el periodismo como una profesión honesta y no como un mecanismo goebbelsiano, es imperativo intentar recoger dicha opinión, y acotar cuando no se consigue: "Fulano declinó comentar" o "Fulano no estaba disponible para comentar". Del Pino acusa sin hacer esta precisión. ¿Quiere eso decir que no buscó la opinión de Sánchez Manzano? Todo indica que sí.

Suma y sigue. La afirmación de Del Pino de que el RDX (componente al 90% del C4) es órdenes de magnitud más potente que la dinamita Goma-2 ECO no resiste el menor análisis. Un servidor, buscando en el sumario y en Google, encontró los siguientes datos:

Velocidad de detonación de la Goma-2 ECO: 5.300 m/s (Fuente: pag. 28 del Auto del 15-2-2005, sumario 20/2004)

Velocidad de detonación del RDX: 8.400 m/s (Fuente: Dept. of Homeland Security, conversión de 27.500 ft/s)

Es decir, el RDX es sólo un 58% más potente que la dinamita Goma-2 ECO, contrariamente a lo que afirma Del Pino. Es falso por tanto que con un explosivo del tamaño de un paquete de cigarrillos se obtuviera un poder explosivo similar al de una mochila con 10 kg. de Goma-2.

Afirmación num. 5 desmontada.

Suma y sigue. La metEnamina NO es, contrariamente a lo que afirma Del Pino, un componente del RDX. El RDX NO es una mezcla. Es un compuesto químico que NO incluye la metEnamina:

RDX: (CH2-N-NO2)3 - La fórmula estructural puede consultarse aquí.

MetEnamina: C6H12N4

Aún sin fórmula estructural, es evidente la diferencia. Ahora bien, el C4 es 91% RDX pero tiene otros componentes. ¿Es alguno de ellos metEnamina? Rotundamente, no:

C-4 is made up of explosive, plastic binder, plasticizer and, nowadays, marker or taggant chemicals such as 2,3-dimethyl-2,3-dinitrobutane (DMDNB) to help detect the explosive and identify its source. As with many plastic explosives, the explosive material in C-4 is RDX (also known as cyclonite or cyclotrimethylene trinitramine) which makes up around 91% of the C-4 by weight. The plasticizer is di(2-ethylhexyl) or dioctyl sebacate (5.3%), and the binder is polyisobutylene (2.1%). Another binder used is dioctyl adipate (DOA). A small amount of petroleum oil (1.6%) is also added.

http://en.wikipedia.org/wiki/C4_explosive

Interesante lo del identificador ("taggant") que sobreviría a una explosión pero que no se encontró en ninguna muestra... y eso que ninguna de las muestras explotó.

Pero hay más. La metEnamina, leemos en Wikipedia, se usa como antibiótico, como combustible sólido (de los que se usan en los campings) y como componente de resinas fenólicas que se emplean en multitud de usos industriales, desde revestimientos de frenos y embragues hasta textiles, pasando por materiales ignífugos. ¿Sería imposible que metEnamina en alguna de estas formas hubiese contaminado las muestras? Para nada. Es perfectamente posible.

Queda una objeción que me ha sido hecha: la metEnamina sí puede utilizarse en la fabricación artesanal de RDX, como uno de los reactantes. Pero analicemos este punto:

a) ¿Es concebible que se encuentren trazas (Del Pino nunca revela la proporción) de metEnamina y ni rastro de RDX? Sería absurdo. Es natural encontrar en un compuesto fabricado algunas trazas de los reactantes que se emplean en su fabricación, pero es absurdo pensar que se pueden encontrar los reactantes y no el resultado. Es como si hiciéramos una paella y encontráramos un solo grano de arroz sin cocer. Tendría sentido si estuviese rodeado de granos de arroz cocidos... pero ninguno si está solo, sin nada cocido alrededor.

b) La fabricación de RDX a partir de metenamina puede ser perfectamente artesanal. Hay literalmente docenas de páginas Web que describen el proceso, con lo que la conclusión de que el explosivo, de existir, tendría necesariamente un origen militar se va al traste. No hay ninguna razón para que cualquiera con conocimientos suficientes pueda haber fabricado el explosivo:

It seems so much RDX is made that most scientific books give industrial schematics for thousands of pounds instead of lab preparations. The laboratory methods here are not as efficient as in industry, but are fine. The first method uses methenamine, or hexamethylenetetramine, which can be purchased as heating tablets or synthesized in the lab. The second makes use of acetic anhydride, forbidden by the DEA, but it can be synthesized as well.

Afirmación num. 4 desmontada.

Suma y sigue. Vamos al sumario, en la página y auto consignados arriba, y leemos el siguiente párrafo:

Del análisis comparativo de los elementos intervenidos en la furgoneta RENAULT KANGOO y del artefacto explosivo que no estalló (Comisaría del Puente de Vallecas), se establecerían las siguientes coincidencias o similitudes: bolsas de plástico de color azul claro de las utilizadas para basura, con la misma apariencia, textura y color, siendo ambas contenedores de partes de los artefactos; detonadores eléctricos fabricados por la empresa española UNIÓN DE EXPLOSIVOS-ENSING BICKFORD, todos ellos sensibles (cable color rojo) y pertenecientes a series de retardo de 500 milisegundos (cable color azul) - estos detonadores no sólo son ¡guales en cuanto a su origen, español, sino a otras características más significativas como su sensibilidad eléctrica (sensibles en todos los casos), su pertenencia a series de retardo de 500 milisegundos y sus cápsulas de cobre, utilizadas en minas con riesgo de grisú. Las analíticas efectuadas a los restos de explosivos encontrados en la furgoneta de Alcalá de Henares -RENAULT KANGOO- apuntan la presencia en su composición de Nitrocelulosa, Nitroglicol, Nitrato Amónico, Ftalato de Dibutilo, MetAnamina y Carbonato Calcico; las realizadas a la sustancia explosiva del artefacto desactivado en la Comisaría del Distrito de Puente de Vallecas, ofreció el mismo resultado anterior; y las realizadas con muestra patrón de Dinamita GOMA 2 ECO, da el mismo resultado analítico; todo lo cual viene a determinar que en ambos casos se utilizó el mismo explosivo (INFORME emitido por la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y N.B.Q. de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, fechado el 15 de marzo de 2004, con registro de salida 8534, de 16 de marzo de 2004; complementado por NOTA INFORMATIVA de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y N.B.Q. de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, fechada el 18 de marzo de 2004, con registro de salida 9010, de 18 de marzo de 2004, en lo que afecta a la localización del artefacto explosivo en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía del Distrito e Puente de Vallecas el 12 de marzo de 2004; y por una NOTA INFORMATIVA de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y N.B.Q. de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, fechada el 12 de marzo de 2004, referida tanto al reseñado artefacto explosivo como a los vestigios localizados en la furgoneta RENAULT KANGOO).

En primer lugar, llama la atención que el retracto del que habla Del Pino no figure en el sumario. Recordemos que el sumario es la verdad según el juez. Y en esa verdad según el juez no hay diferencia entre las distintas muestras. De hecho, se afirma que todas son iguales. ¿Qué está pasando? ¿Dónde está ese retracto incorporado a las conclusiones del sumario?

Afirmación num. 3 desmontada.

En segundo lugar, el informe pericial es del 16, no del 12 como afirma Del Pino. El día 12 sólo hay una nota informativa. Esto tiene su miga, porque Del Pino hace un gran escándalo del hecho de que Sánchez Manzano se diera prisa en publicar el informe el día 12 y que además "mintiera" a la ciudadanía ocultando el dato de la metenamina. Del Pino evidentemente está insinuando que ese informe era parte de una campaña de intoxicación para mentir a la ciudadanía, que votó engañada dos días después.

Desmontemos el argumento. Del Pino inexplicablemente se llama a escándalo por la "prisa", cuando todos los cuerpos policiales estaban trabajando a marchas forzadas el día 12, según testimonios ante la Comisión Parlamentaria del 11-M, para encontrar a los culpables. ¿Desde cuándo es la diligencia un delito? Pues desde que así lo decidió el señor Del Pino. Por otro lado, no hay evidencia en absoluto de que Sánchez Manzano mintiera. Dice textualmente, según Del Pino:

En las pruebas analíticas, aún no finalizadas, los resultados obtenidos hasta el momento confirman que [el explosivo de Vallecas] se trata de la misma sustancia que la hallada en la furgoneta Renault ya mencionada, que a su vez se corresponde con la muestra patrón de dinamita Goma-2 ECO.

¿Cómo sabe Del Pino que a esas alturas Sánchez Manzano sabía lo que se escribió cuatro días después, a saber, la supuesta existencia de metEnamina en las muestras? Evidentemente no lo sabe. Jugando con las fechas, Del Pino intenta hacernos creer que es seguro que Sánchez Manzano mintió. Para mí es muy significativo que omita el hecho de que el informe pericial no se emitió hasta cuatro días después, el dieciséis. Comienza a ser difícil confiar en su buena fe.

Afirmación num. 2 desmontada.

En tercer y definitivo lugar, los lectores que hayan tenido el valor de llegar hasta este punto se habrán dado cuenta de que he tenido una especie de manía al escribir metEnamina. Siempre la escribo resaltando la segunda "E". ¿Por qué?

Un lector perspicaz se habrá dado cuenta de que hay un punto en el que metEnamina no está escrito con E, sino con A: metAnamina. ¿Qué sitio es ése? Pues el sumario, ni más ni menos. Vaya increíble casualidad. ¿Quién es el que se ha confundido? ¿Habrá sido por ventura Del Pino al transcribir el nombre?

Hombre, podría ser un error inocente... pero muy curioso. Porque la metEnamina y la metAnamina son dos substancias distintas.

La metAnamina, también llamada monometilamina o aminometano, tiene la fórmula siguiente:

CH3-NH2

http://www.ccet.ufrn.br/~duarte/aminas_introducao.pdf

La fórmula de la segunda se puede encontrar arriba. Está clarísimo que ambas sustancias son distintas. De hecho, en este enlace en el que se listan diversos compuestos químicos, se mencionan ambas por separado:

http://www.mtas.es/insht/ipcsnspn/nspnsynm.htm

Afirmación num. 1 ya no desmontada, sino hecha trizas.

Algún lector malhumorado me preguntará por qué no he comenzado por aquí. Bastaba este argumento para destrozar el artículo de Del Pino. Lo sé, con esto me hubiera bastado. Pero tal vez me ha podido un poco la vanidad. En el curso del debate, éste fue el último argumento que encontré. Al no disponer del sumario, no había caído en la cuenta de la confusión entre A y E, pero aún así había logrado desmontar a Del Pino. La segunda razón es que quiero blindar el argumento, no haciéndolo depender de una sola letra. La tercera es que todos mis argumentos, me parece, revelan la increíble falta de profesionalidad de Del Pino, y finalmente eso es mi motivación principal: mostrar con un ejemplo que no admite réplica la malevolencia y las falacias que conforman la metodología habitual de la teoría conspiranoica.

Llegado a este punto, profundamente indignado, me pregunto yo: ¿a qué nivel puede llegar la irresponsabilidad o mala fe de un "periodista" que, incapaz o renuente a hacer lo que yo he hecho con unas pocas horas de investigación, se lanza a fondo a acusar de embustero a un profesional que se ha pasado la vida arriesgándola para proteger a la ciudadanía? ¿A qué nivel de vileza se puede llegar para calumniar de esta forma a una persona? ¿De verdad todo vale en el sucio juego de la manipulación periodística al servicio de una causa política? Goebbels estará sonriendo desde su tumba.

ACTUALIZACIÓN DEL 6 DE ABRIL DE 2006.

Han pasado varios meses desde que publiqué este artículo. En esos meses han pasado muchas cosas. Una de ellas, que mantuve una polémica (que no pasó de dos o tres intercambios) en la bitácora de Luis Del Pino sobre este tema. In illo tempore el Sr. Del Pino, con evidentemente mejor acceso al sumario que yo, me demostró que me había equivocado en una cosa: la que da título a este pequeño ensayo. En efecto, la confusión entre metenamina y metanamina no fue introducida por Del Pino. Es el propio sumario el que, al transcribir de forma resumida los resultados de un informe, incurre en la errata. En su momento reconocí que había cometido este error en Todo Política, el foro en el que habitualmente escribo (visto lo visto, mucho más habitualmente que en el blog). Sin embargo, dejé este artículo sin retracto, y esto es imperdonable desde el punto de vista de la honestidad intelectual. Por diversas razones, hace poco he iniciado un breve intercambio epistolar con Del Pino. En un momento dado yo le recriminé temas de ética periodística y él a su vez (por cierto que falacia de ad hominem tu quoque) me reprochó que mantuviera este artículo sin retracto. Por muy falacia que sea, tenía razón moral, si bien tengo que dejar claro que eso no quita que mis comentarios sobre su irresponsabilidad periodística sigan siendo válidos. Así que he corrido a escribir este retracto, reconociendo mi error por haber dejado pasar tanto tiempo.

Es importante señalar que el retracto se refiere sólo a la parte del artículo que he resaltado en cursivas. El resto lo mantengo sin cambiar una coma.